Llegaste a mis ojos
y desde entonces,
un pedazo de vida me falta.
Sin embargo mí latido,
es una ráfaga de corazón
que a todas horas
se establece ante ti,
desgranando su ansiosa
tempestad humana.
A veces, se me ocurre:
Si supieras, cuanta ilusión:
Desvanecida, vestida, sembrada,
recorrida, inventada,
llevo dentro de mí,
que mientras más amor siento,
menos libertad tengo.
Tal vez, esta intoxicación,
de pasión y fantasía,
sea la consecuencia
de tú contagio,
que por donde quiera que vaya,
llevo la llamarada de tú sabor,
Golpeándome la boca.