En una playa imaginaria
tan parecida al refugio de mi infancia
es donde más puedo ser libre
poque puedo ser yo mismo
sin posturas ni arrogancias
En ella puedo sentir
al viento correr como una liebre
abrazado al vuelo de un zamuro
que merodea mi pueblo, como siempre
Y hoy, que miro a mi Venezuela de antier
puedo hasta vislumbrar
(y no porque tenga fiebre)
el casco de un barco fantasmal
lleno de importados infortunios
que del horizonte viene...
En esta playa bailo con fantasmas
del pasado, del futuro y del presente.
Ellos vienen a mi de todos lados
y jugando con mi suerte,
me conversan desarmados,
no me asustan, pero entienden!
Son: Luchadores de esta tierra,
campesinos, fugitivos,
que cambiaron sus arados...
campechanos, pobladores
y hasta esclavos;
y aunque todos arremeten
el huir, no está en mi mente
Hoy, toda mi Venezuela arde
y se desvanece insconciente...
su historia se hace y deshace
y su gloria ya se desmiente
Ya no queda mucho tiempo de carrera
pués el tiempo va haciendo a ésta, una quimera
y la mirada complaciente de la espera
hace que la juventud iracunda, reaccione de primera
¿Qué sentimos?, ¿Qué forjamos?
¿llenará acaso el miedo, de sangre nuestras manos?
¿O el terror que nos ha petrificado,
será la agonía que nos deje sentenciados?
Y el orgullo de ser Venezolanos...
¿Dónde está, dónde ha quedado?