Cuando llega la locura!

Tibias coordenadas de amores condescendientes
vallas y luminarias de calientes profesías,
y en cada despertar el murmullo intransigente
del ocaso y su costumbre de mirar hipocresías.
Lúgubres señales en la paz de arrabales
marchitos por el tiempo, sedientos de venganza,
y el vago excepticismo que llega como tales
circunstancias de placer que a veces las realza.
Pero de encontrar siquiera una poca de verguenza
tendría la virtud de acallarlas con premura,
porque sabe en desengaño y remuerde su conciencia
porque viste de tibieza cuando llega la locura.