Pase lo que pase, muchachita,
te seguiré amando, hija mía;
pero ya no llamarás mi atención,
ni he de sufrir por tu falsía.
Aquietaré mi viejo corazón,
y me sentaré a disfrutar:
viendote lucir tu disfraz,
y danzar tu propia mascarada.
Sonreirás al mundo, hija, mía;
pero tu corazón llorará por dentro.
Mientras tu viejo, yacerá muerto,
tú te descompondrás en vida.
Llorarás de rodillas ante un muerto,
el desamor que le diste, estando vivo;
hipócritamente lanzarás tu lamento,
por un viejo quien te amo, y fué ofendido.
No pretendas mostrar que estas triste,
para obtener la aprobación del mundo;
Sabes bien que con saña tu lo heriste,
haciéndo de su vida un dolor profundo.