Fumándome un cigarrillo sentado con una copa de vino,
Jugando una partida de ajedrez con mi destino,
esperando la feliz llegada de aquella dama,
tu sola presencia paraliza al más valiente,
tu amargo aroma envenena el ambiente,
triste dama que llora por que nadie te quiere.
Hoy he visto desde una ventana,
como la estrellas envidian tu belleza,
de pelo largo y rostro pálido,
en tus ojos solo se ve un oscuro vacío,
hoy quiero escribir este poema resaltando tu delicadeza,
para que nuestro amor prohibido no pase nunca al olvido.
Triste dama de mi inspiración,
tu que caminas por un valle sombrío,
condúceme hasta las estrellas para no separarme de ellas,
tu bella dama que galopa sobre el sino,
mejor amiga del moribundo error fortuito del venturoso,
robame un beso y pon fin a mis largos silencios.
Al fin has llegado y este juego se ha terminado,
condúceme al cruel infierno para acariciar tu pelo,
donde juntos podremos estar los dos,
aunque muy pronto tengas que marchar,
por otra alma que llora en la soledad.
Carlos Fausto