Persuasión

Obvié el cordón umbilical de los ancestros
en las malas costumbres de los amigos
enajenados partenaires de los opuestos
camaradas con acento en sus ombligos.
Participé de los manjares de las viñas
donde el vino era cepa y universo,
catando el perfume juvenil de tantas niñas
en los labios de las musas de mis versos.
Y me enrolé en la partuza incongruente
de la multitud en los cuartos veinteañeros
suponiendo que en el juego de los duendes
se vestían las princesas con sus cuerpos.
Porque la vida me vendió con cuentagotas
esas partes que felices, fueron diezmos,
concluyendo que el destino se equivoca
y el paradigna no es mas que algún silencio.
Pues de repente y al juzgarme en la derrota
acorralado por bestiarios y fantasmas,
hoy comprendo que los besos de tu boca
no los cambio por chiquillas en mis sábanas,
es decir, y en honor a nuestro mundo
tierra firme del amor tan persuasivo,
hoy entiendo mis afanes vagabundos
de no estar en otros brazos sin tu abrigo.