Desconcierto y desolación, en árido desierto la batalla y la guerra, lágrimas y llanto, derrotada la razón con dolor y más llanto, se desprenden lentamente las capas de tristeza y de mis labios tu nombre. Una leve brisa al extender mis alas, por fin el fénix ha soltado el puñal de sus garras, el rojo veneno que expulsaba de sus ojos ya no es.
Esta noche las suplicas fueron escuchadas, todo es nuevo, todo es luz.
Un Cristo en la cruz, en enredaderas las espinas, agonía y muerte en posición fetal, el dolor es incoherente, se paralizan los sentidos entre la tormenta y la calma, la muerte y resurrección, sosiego en el alma y silencio en el pensamiento, mueren los cirios mueren y junto a ellos llega a su fin este duelo.
De amor un triste canto, en la oscuridad de mi cuarto se retuerce el cuerpo y la mente, que te quise tanto gritan las notas de una guitarra y sin llanto un violín, se detiene la danza de mis lágrimas y nacen esperanzas. ¡Que redoblen su grito las campanas!
No te conmueve mi dolor, todo, todo es mentira, sigo sepultado en este lugar de abismos y llanto, de sombras y brumas, de gritos y silencios, de voces y siluetas que deambulan en esta oscuridad, solo tu nombre se repite una y otra vez en este lugar, muy bajito, casi en silencio, no regresaste y no regresaras, de nada sirve llorar y llorar, no te conmueve mi dolor, déjame, déjame morir en paz.
Tengo miedo… los molinos están venciendo.
Solo tu nombre se repite en este lugar.
Entre luces y sombras he de morir y renacer.
Disuelto el veneno, sin marcas en la piel.
Se derrite la nieve, la escarcha y la hiel.
Todo, todo ha muerto, mi luna también.
¿Donde están mis mortajas?
Preparen el sepulcro y la cruz.
Las lágrimas y el llanto.
El dolor y más llanto.
Las hojas en enredaderas.
Y en silencio de grillos un canto.
Se detienen los minutos y las madrugadas.
El tiempo que gritan las campanas.
Se detienen, se detienen, se detienen.
Ya no hay tiempo, no hay tiempo.
Veloces recuerdos en mi memoria.
Se cierran mis ojos, se cierran.
¿A donde van las almas en pena?
Más interrogantes, muchas más.
¿A donde van? ¿A donde van?
¿A donde van las almas en pena?
Si ya he padecido todo el dolor,
Y el infierno en esta tierra.
La batalla y la guerra.
Solo cenizas quedan.
Cenizas por esparcir.
La batalla y la guerra.
Sobre mármol epitafio.
La guadaña y su victoria.
Preparen mi tumba y la cruz.
Y sobre los cirios la luz.
Para dar muerte a estas sombras.
Comente tu escrito destacando que es remanido, tedioso, sin nada nuevo, o sea anodino y chato. Y tienes la pretensión de titularlo "Filosofando". Deberías saber que viejas verdades o temas repetidos solo son aceptables cuando hay originalidad en la forma de presentarlos. Y tu poesía no tiene nada de original ni de ingenio. Peor aún es que hayas censurado el comentario.