El momento esperado se desliza sobre una fina capa de creatividad. Mi mente juega a la fantasía y, oscurecida por la fuerza de la ansiedad, mantiene mi interior en un complejo desorden.
Por fin tu brillante figura presenta su escultural aparición, desbordando tu reluciente belleza. La sola sonrisa que parte de tus carnosos labios derrite mi fortaleza, dejando entrever un nerviosismo atrincherado en un corazón deseoso.
Toco tu mano y, a punto de fallecer por la emoción, dejo entrar a mi mente un segundo en blanco. Mi corazón necesitado y desesperado por consumir el tiempo, toca la puerta de mi cuerpo, rompiendo la congelada espera.
El calor de tu cuerpo y labios en mi humanidad atiza mi interna hoguera y hace hervir a mi amante lujuria, derritiendo mi ser y aleándolo al tuyo. Ya fundidos en uno solo, puedo escuchar mucho más claro a tu corazón que me dice te amo.