Que aquella ignota noche nos encontramos, mas no nos vimos
Coetánea vos de mi lascivia,
Dueña de los antojos tuyos,
Causante de mí palpitar aquella noche,
Aquella noche que te pensé tan sólo mía,
Temulento yo y temulenta vos del crepúsculo de esa noche de derroche.
Siendo dos desconocidos de tu historia y la mía,
Al dos semanas deshojar, a tu encuentro yo iba,
Al empezar con mucha desconfianza,
Y al culminar cantando a tu cuerpo una alabanza,
Atónito yo de tu experiencia en pieles
Embriagado de libar tanto entre tus piernas deliciosas mieles.
Te amoldé al cuerpo mío
Vos me amoldasteis a tu cuerpo caliente,
Dejadme que siga al sur de tu ombligo,
Mientras partidaria te vuelves de mi sexo ardiente;
Así con la facilidad
Que abro tus piernas
Quiero yo salir de mis cavernas
Y abrir tu corazón, acaso jironado
Por algún desgarro del pasado,
Y llenadlo de felicidad.
Aquella noche te creí tan sólo mía,
Hoy enterado que tu amor por mi, se arropa de perfidia
Quiero pedirte que a cada émulo mío, hagas saber
Que mi piel concomitante de mi corazón, ya te empieza a querer;
Así lasciva de cualquier piel que se te presente
Deseo que conmigo todo sea diferente,
Que tu boca no tan sólo se abra
Para comerse la boca mía
O cualquier parte de mi anatomía;
Quiero que también tu boca se abra
Para conmigo comunicarte,
Hazlo por favor que anhelo escucharte.
Que desnuda me embelezas
Con tamaña belleza
Que a pesar de la parvedad de tus años mozos
Quiero siempre mirarme en tus ojos,
Que así como desnudo tu cuerpo con tanta facilidad,
Así, así dejadme que tu alma desnude con tranquilidad,
Que ya no quiero tan sólo la miel entre tus piernas libar,
Que hoy también urgente te anhelo amar;
Y aunque sé que no soy tu dueño
Quiero decirte que deseo poner empeño,
Para no solo abrir tus piernas jugosas
Si no también tu alma y sembrarla de rosas.