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Categoría: Locura

Confusión Al Amanecer

Era temprano, ya lo sabia desde antes, desde el principo; muy temprano. Apenas el gallo se aprendía el amanecer, las estrellas se hacian humo y el humo se volvía risa y sin embargo o con embargo nada estaba dicho en esa confusión de lenguajes sin palabras. Palabras inventadas por los doctores indoctos de la noche, viejos pillos, roñosos de la medicina a deshora. El espejo de pared permanecia inmovil, como congelado, sosteniendo la mampostería raída y las imagenes que vomitaba eran quietas, como salidas de otro espejo. Mi cuerpo sombra perpendicular a mi sombra en la misma pared, en el mismo amanecer, noche desteñida de madrugada. Vaso que apuraba la sed como quien acarrea cansino la noche hasta el borde del amanecer. Donde los gallos indoctos, desprolijos y a deshora son espejos sin sombra o sombra sin espejo, ya no lo recuerdo. Todo ese vertigo de madrugada, todo esa oblicua imagen de mi confusión. Es como querer acarrear con palabras confusas lo que el lenguaje se olvido en el humo y el olvido que nada propone y que todo dispone, se asemeja a las cosas que se llenan de sed y aunque era temprano (como yo lo predije) muy temprano, me vi croto, llorando ante el altar del Dios confusión. Con tantas palabras como vasos por secar hasta el olvido de la sed, cruce los dedos con el semblante sombrío por aquella luz palida que cortaba mi rostro, mutilaba mis ojos y silbe por lo bajo la melodía de un adios, el terco fevor de lo que se va, se pierde como las estrellas desvanecidas, como la noche en jirones. Y ese gemido, ese jadeo de mujeres enloquecidas por un orgasmo, aún resuena en mi mente como una caja hueca, un vacío que entra en los huesos y circula por donde en otrora corrió la sangre y el placer. Todo tan confuso, tan oscuro. Era de noche y ya no lo es, era temprano sólo eso. Gallos y doctores, que curan y despiertan, no en ese orden, cuando el olvido no es más que una excusa o una sombra perpendicular a los espejos y los grafittis del amor a deshora se borran, se chorrean, se destiñen en relojes fríos, agujas que pulsan en el alma, minutos que laten en el pulso, segundos que pasan tiritando, heladas horas, gelidos momentos, nunca el fresco quemo tanto, nunca el humo quemo tanto. Dar vuelta la página y sin embargo y con embargo era tan temprano que temo olvidar el lenguaje que acarrie tantos años entre tanta soledad y sombra y espejos paralelos en un mismo angulo demasiado ambiguo, suficientemente capcioso para lo que resta de lucidez, para lo que sobra de locura, para cosas que la sed intenta olvidar. Pero no, yo lo sabía, era tan temprano que me quise querer en las concavas del deseo de madrugadas y alcoholes, que me tienen preso y no voy a pecar. Si la calle se hace grito, yo en el silencio prefiero ser la paralela, el espejo inmovil, la ventana, esa muchedumbre de gente cuerda que baila en una cuerda, que cae en un lenguaje confuso, que sobran la locura, que restan las horas.
Mis mujeres bailan tambien, sutiles movimientos de caderas, fuego en su corazón, música que es silencio, silencio, silencio. Pasos hacia el olvido, deseos lascivos y orgasmos de un solo y largo grito. Abrazar el consuelo con las manos llenas de deseperacion, la madrugada que se va difuminando, el amanecer que se pinta de un sol, la noche que se emborracha de una mala ilusión. Todos esos pensamientos en cadenas, continuidad de las cosas sin sentido, sentido de la razón trunca, eufemismo de lo que se sabe, mentira que se da por cierta. como una mosca tonta que rebota inocua contra el vidrio de la confusión, así mis ideas van en hordas salvajes contra toda percepción de la muchedumbre inculta, de los ignaros, de los que no quieren aprender. Pobre de mi, era temprano, el gallo aprendio a dormirse, el doctor receto valium, mis mujeres se excusan y se chorrean, se destiñen y se borran, me odian y se van y a mi me queda todo este dolor, esta pobre ilusión, este grafitti de tristeza indeleble, esos relojes fundidos por el frio, esa ventana mirando la sombra, el sol que no, un lenguaje que quiero olvidar, ese espejo que no soy. Me queda la locura, una estrella, sólo una. toda esta casa de soledad y una sed eterna que me acarrea hasta la botella, esa caja hueca que resuena como un amanecer de vidalas y recuerdos muertos. Me queda esta confusión de saber que era temprano, tan temprano que sin embargo y con embargo no pude dar vuelta la pagina.
Datos del Poema
  • Código: 353228
  • Fecha: 13 de Noviembre de 2011
  • Categoría: Locura
  • Media: 6.28
  • Votos: 86
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1,579
  • Valoración:
Datos del Autor
Nombre: oigres
País: ArgentinaSexo: Masculino
Fecha de alta: 19 de Diciembre de 2008
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
cmph
invitado-cmph 06 de Junio de 2003

Nunca había leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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