Otro Mundo ...

Sólo por breves momentos
imaginen otro mundo
sobre este mismo planeta,
remontándose en el tiempo
unas décadas atrás:
Un mundo sin televisión,
sin satélites, ni cohetes,
también sin ordenadores
(por supuesto, ni INTERNET)
sin hornos de micro-ondas,
ni "laser", ni aviones "jet".
Otro mundo en que las horas
parecieran ser más largas
y los años placenteros,
sin el SIDA, sin "estress".
La luz de los focos, tenue
(y hasta un poco amarillenta)
la gente escuchaba radio
y la vida era más lenta,
vivida con sencillez.
Aquí se hablaba de la guerra
(de la segunda mundial)
como de algo muy lejano:
en Europa, en Inglaterra;
muy ajeno a nuestra tierra,
"al otro lado" del océano.
La música era pausada
y reflejaba el sentimiento
en cada nota y compás;
era más calmado el viento
y transcurría más lento el tiempo
(y nos rendía mucho más).
No había tanta delincuencia
ni tanta inseguridad;
no había avanzado la ciencia
como en los tiempos presentes,
pero había tranquilidad.
No había problemas de drogas,
la gente era más "normal",
no había tantos hipertensos
ni tanto enfermo mental.
El mundo no era perfecto
pero no andaba tan mal.
Aún no existían los "Beatniks"
ni los existencialistas;
no aparecían aún los "hippies"
ni los "punk", ni "hare-krishnas".
No se veía a los "darkettos",
"graffiteros", terroristas.
Era más sana la vida
y se vivía más a gusto;
no había tantos adelantos
ni el mundo era tan pequeño,
pero la tecnología
no nos perturbaba el sueño.
Angostas las carreteras,
llenas de romanticismo
y de paisajes naturales;
y los autos se frenaban
para respetar el paso
de los hatos de animales.
No existían las autopistas
ni casetas de peaje,
eran largas las distancias,
pero el trayecto tranquilo
y no se cobraba el viaje.
El vivir no era tan caro
y no existía el desempleo,
no había tantas medicinas
ni tantas enfermedades,
aún no era necesario
que tomáramos a diario
"valium" y cafiaspirinas
para nuestras ansiedades.
No había tan grandes ciudades
(ni tantas calamidades)
más flores, menos espinas;
y aún existía el respeto
para las cosas divinas.
No pretendo que el pasado
fuera "todo un paraíso",
pero sí era más humano,
más bello y más tolerable;
la gente era más amable,
el mundo más reposado
y la Tierra, más habitable.
Era OTRO MUNDO, distinto
por completo del presente,
un mundo inimaginable
para las generaciones
de nuestro moderno ambiente.
Que no saben hacer cuentas
si no es con calculadora,
que consumen sopas "instant"
y barren con barredora;
que necesitan de "pilas"
para lavarse los dientes
y dividen a este mundo
en "vendedores" y "clientes".
Era un mundo diferente,
sin duda, del mundo actual;
pero era un mundo hermoso,
más ingenuo y candoroso,
más sano y maravilloso,
más generosa su gente
y el ambiente más moral.-
Eduardo Ritter Bonilla.