Que nadie rebaje esta declaración de AMOR, si no es DIOS.

En esta ciudad de sueños perdidos y encontrados
hallé tus ojos,
exploré por debajo de un peligro indeciso
creyendo encontrar un paraíso
pero el paraíso era un sueño
y el sueño era sólo un sueño.
Sin atreverme a despertar
vi con lento orgullo
un destino conjunto:
sucedieron muchas cosas
reales, imaginarias y dudosas
pero me impuse una lucha
tan fuerte como conseguir la luna
y lentamente, casi sin darme cuenta
me encontré atrapada por tu amor.
Con una suerte cualquiera
he ido agotando mis modestos encantos
y voy cayendo como la lluvia
sin saber dónde irá
la última gota;
pero la lluvia es una cosa
y yo soy otra:
la lluvia, vaya donde vaya no sufre
y yo camino sufriendo.
Aún así, se está demorando lo que quisimos construir,
¿lo salvará el amor?
¿o el colmo de la paciencia nos llevará hasta el fin?.
Hoy nada o muy poco nos hemos dicho
tal vez mañana, mi querido compañero,
sepamos el nombre exacto de las cosas
y en el rendido amor de nuestra historia
que no debemos olvidar
busquemos silenciosamente un remedio:
háblame antes del amanecer
buscaré tus ojos y tus manos
y te abrazaré para paliar tu cansancio.
La soledad nos abruma
pero si somos el uno con el otro
nunca estaremos solos.
No quiero que muera nuestro amor como murió
la rosa,
los ángeles saben de memoria mi último deseo:
apenas quedan lágrimas temblando
sin embargo, algo canta en estas palabras
huir contigo en el camino que me ofrezca la vida
porque nadie se parece a ti desde que te amo,
aún un pedazo de sol nos alumbra
despiértame y regálame el beso regado
por sus rayos
y aunque duerman en mí momentos de tristeza
despertaré los pájaros que duermen en tu alma.