Son casi las diez de la noche,
observo desde mi lugar de reposo,
un cielo brillante,
la luz solar, ha dado paso
a las estrellas, y en ese preciso instante,
tu recuerdo me ha hecho palpitar.
Recuerdas amor, aquellas tardes
oscuras por la prematura de la noche,
tú solías suspirar, mientras
yo me deleitaba con sólo mirar,
de pronto, te acercabas a mí, yo a tí,
y nuestras manos unidas
unían nuestros cuerpos.
Nuestros labios se acariciaban,
y como si de un panal de rica miel se tratase
nuestra líbido se mostraba, sin tapujos,
que dulzor, que sabor, que placer,
saber que eras tu, saber que era yo,
y que entre tu y yo crecía un gran amor.
Miraba tus ojos y entonces comprendí
que tú y sólo tú, cuan inmensa eras,
porque al mirarte a ti, el cielo descubrí
lleno de estrellas y la más hermosa, tú eras,
que destellos de luz tus ojos ofrecian
en esas tardes ya totalmente oscuras,
pués la noche, ya no era prematura
y después de besarnos como amantes furtivos
nos reíamos de todos esos instantes.
Luz de mi vida, mi vida eres tu,
casi las diez han dado,
y prometo que si de esta salgo,
mujer te has de sentir,
porque entre mis brazos
a aquellos lugares te he de llevar,
de los cuales son recuerdos inacabados,
recuerdos nunca olvidados.
Las diez ya han dado
y ahora si, ahora si estás a mi lado.
Enrikt