Este día me has hecho falta
como nunca en esta vida,
te he buscado en el vacío
que me rodea y me lastima;
te he llamado en la distancia
con esta voz desgarrada
que, sin ti, ya no es la misma.
Este día te extrañé tanto
(tu presencia, voz y encanto)
quedé desnudo por dentro,
pronunciando el nombre santo
que nace desde mi centro
y terminé rompiendo en llanto
y ahogándome en un lamento.
Este ha sido un día muy largo,
añorando tu memoria
y el tiempo se ha vuelto amargo.
No lo niego: me haces falta
y desde que no estás presente,
mi ánimo lo resiente
y ya no hay motivo de euforia.
Fue tuya la decisión,
yo no tuve voz ni voto,
y se quedó mi corazón
ante tu adiós sorpresivo,
casi sin respiración,
con este afán obsesivo;
medio muerto, medio vivo,
herido de muerte, roto.
No cuestiono tus razones
(aun cuando no las comprendo)
pero aquellas ilusiones
se reducen a ceniza
con la intempestiva prisa
de alejarte de mi lado;
mi mundo se ha derrumbado
en un alud de decepciones.
Supongo que no hay remedio,
me tendré que conformar
y mi vida reordenar
para seguir adelante,
pero es desesperante
este silencio y el tedio;
tendré que encontrar el medio
para poder continuar.-
Eduardo Ritter Bonilla.