HUMILDE POESIA

Es mi humilde poesía,
La luz tenue en que se inspira
El corazón,
Cuando blanca y asomada
Se desnudan cuerpo, alma
Y razón.
Mientras viejos sentimientos
Aglutinan pensamientos
De dolor,
Cual estrofa va unida
A otra bella sencilla
De amor,
Valiéndose de palabras
Tan dulces como amargas,
Va tiñendo su color
Pasional si así se muestra
Sin embargo a veces hueca
Va dejando sin sabor
Conforme a la amargura,
Negra gris y sin cordura,
Como el morir de una flor
A pesar del jardinero,
Que al cuidarla con esmero
Ve apagarse su esplendor.
Así al escritor le ocurre
Cuando su tinta discurre
Por el papel,
Donde ahoga una pena
Tan triste, tan negra,
Y llena de hiel,
Donde a su libre albedrío
Deja brotar un suspiro,
Con el que responde
De todas sus quejas
Y de todas aquellas,
Que quizás aún esconde
En lo más hondo del alma,
Del corazón que ama
Todo su ser.
Por eso poesía mía,
Perla de nácar mi niña,
Hermosa mujer
Nunca te avergüences
Ni te lamentes
De vivir
Bajo el aire enmohecido
De tus noches enemigo
Resurgir
Porque tú esencia es eso,
Una locura en exceso,
Que dentro yo siento latir
De manera apasionada,
Inclusive hasta volcánica
En noches de blanco satén
En días de vino y rosas.
Perlas de nácar preciosas
En mi rostro, resplandecer,
Mas vienen así a guardarme
A envolverme, a cobijarme,
A arrastrarme hacia el azul,
Donde tú poesía mía,
Cuerpo de mujer mi niña,
Siempre vestida de tul
Eres conocedora de tu destino
De ese tu largo camino
Que vas haciendo al andar.
Forjando en plenitud
Vas encontrando así la luz
En tu espinoso caminar