De cada átomo intenso y surrealista,
de cada molécula, aleatoria y redentora,
de cada pétalo de rosa, sumiso y perfeccionista,
de cada pupila solaz, húmeda y seductora,
de cada lugar del planeta donde te encuentres
de cada halo de vaguedad, tibio y sentido,
de cada éxtasis que brota de tu vientre,
de cada semilla, que brotará cual un latido,
de cada vértebra que aún mía te pertenece,
de cada herida que curas, fina, sedentaria,
de cada sector de una geografía que te merece,
de cada incrustación entre tus gemas varias,
de cada vena inhóspita, cruel y sangrienta,
de cada exhortación al cielo de tus dioses,
de cada exhorbitancia, pueril e incruenta,
de cada bondad, en el mar de los adioses.
de cada similitud, afluente de mis berbenas,
de cada ocio, redentor y penetrante,
de cada beso, de cada labio, de cada pena,
de cada instrumento, carnal, inalterable,
de cada situación, que la vida te merezca
de cada sembradío que a todo lo disuelve,
de cada una de tus alas que en mi crezca,
de cada razón constante de amarte hasta mi muerte.