Amor, quédate siempre,
si mi edad está avanzando,
la capacidad para expresarte nó muere.
Sí, soy un vaso que vierte el elixir de tu jarro,
y soy de carne y hueso.
Si las horas corren cual caballo sin freno,
mi alma queda suspendida en el tiempo.
Voy estrenando sabores nuevos
y te ofrezco en mi copa y en mis brazos abiertos.
Son de fuego las fibras de mi cuerpo
y en mi alma las ansias se queman solas.
Soy de carne y hueso.
Aunque marchite mi carne y se quiebren mis huesos,
la voluntad no cede.
Si permaneces amor, fortalecerás mis sueños
y alcanzaré horizontes nuevos.