Es mejor no decir “de esa agua no beberé”, pues,
el hecho de solo verla es motivo de recordarla
y no verla, es razón suficiente de desear beberla,
beberla es felicidad de la que no se sentirá después,
porque no será la misma agua, ni rió, ni sed.
No te pido que por mi hagas lo imposible
o lo que nunca podrás alcanzar o podrá ser
o lo que deseo cuando otra opción no hay.
Solo levantes la frente y divise tu horizonte,
no justifica que me engañes para decir amor,
lejos de mi puedes vivir una vida diferente,
las cosas dejarían de ser sin angustia y dolor,
donde ninguno de los dos resultaría causante,
ya que el futuro, cada quien vería su resplandor.