Eternidad que anhelé

Eternidad que anhelé
Hijos míos, engendros de mi alma,
desborde de mi dolor y desánimo
en mis horas y ratos de angustia
cuando la soledad en mí se impregna.
Sin palabra fuertemente hablan
entre éstas líneas de sentimientos
a veces siento por segundos
que me derriba el dolor y la pena.
Hijos míos amores de mis entrañas
con audacia ganan la batalla el tiempo
que osado mi juventud arrebata
llenándome de hastío, sinsabores
y de poca desahuciada esperanza.
Hijos míos después que yo aún serán
después de ustedes ya no seré.
Mi cuerpo se convertirá en ceniza
y ustedes en eternidad que anhelé
Hijos míos, ojos ciegos que miran
ustedes son el resultado de mi lira.
La muerte me llama a su morada,
pero he de irme muy contento
pues a ustedes no se les agotará la vida.