En tu cuerpo inolvidable,
Mis huellas aún yacen
El aroma de tu piel imborrable,
Soñar aún me hacen.
En el alma solitaria,
Los recuerdos contraídos
Brotan cual poesía centenaria,
Hasta posar en tus labios enmudecidos.
Llevaras contigo mi ausencia,
A ese mundo triste y lejano
En donde no tendrás mi presencia,
Bella ninfa, dueña de aquel verano.
A lo lejos diosa mía,
En donde humano alguno pude vivir
Allí mi ausencia te entristecía,
Hasta el punto de no poder dormir.
A mi alcoba esta noche te invito,
Retorna a este nido dulce amor
Ya deshabita el infinito
Y regresa con mi ausencia linda flor.
Ángel R. Anaya
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A{ño