UN ATARDECER...

Era una tarde de verano, hacia mucho calor, así que Salí un rato a caminar me encontraba sola a la orilla del mar, sentía como la leve brisa tocaba mi piel, llevaba una diminuta falta con una blusita muy cortita que hacia lucir mi bien dotado busto, sabiéndome afortunada con mis atributos y mujer de puerto; coqueta por naturaleza, me gustaba ver que los hombres voltearan a verme.
Me senté a la orilla del mar, jugando con las olas que llegaban hasta mí; mojando de vez en vez mis piernas. Yo mojaba mis brazos, cara y pecho para refrescarme.
Quizás fue su mirada que hizo que yo lo mirara: se levanto y caminó hacia mí.
El traía puesto un traje de baño diminuto que no dejaba nada a la imaginación. Se sentó a lado mió, ¿Que calor hace, tú eres de aquí?
Después de unos minutos, de dialogar, no se cuando fue que comencé a reír, el me miraba atentamente se acerco a mi lentamente; pude sentir su aliento cálido, sus labios, su lengua húmeda, deliciosa hurgando dentro de mi boca.
Fue un beso dulce tierno, no opuse resistencia, me deje llevar por el placer que sentí, el comenzó a tocarme los pechos, sus caricias comenzaron a excitarme, el se dio cuenta ya que yo devoraba su boca en ese beso que había comenzado siendo tierno, se había convertido en un beso apasionado.
El levanto mi diminuta blusa dejando al descubierto mis enormes pechos los acaricio por un momento. Dejo de besarme y comenzó a mamarlos con un salvajismo; quise gritar de dolor; pero eso fue por un momento ya que mis ansias y mi deseo crecía más y más.
Estaba excitadísima, metió su mano debajo de mi falta, para tocar mi prenda que había mojado: abrí mis piernas para que pudiera continuar con la caricia, presionaba de vez en vez mi vagina caliente logrando en mis pequeños orgasmos.
Me recostó sobre la arena, mi corazón latía aceleradamente, El comenzó a quitar mis prendas dejando solo mi diminuta tanguita, contemplo por unos instantes, mi cuerpo; pero fijo sus ojos en mis enormes pechos que acaricio suavemente, abrió su boca la llevo a mis pecho y comenzó chuparlos, suavemente, bien rico, era una caricia tierna pero a la vez seductora exquisita. Cerré mis ojos para dejarme llevar por las caricias, no se en que momento él se quito su prenda; sentí su desnudes cuando se postro sobre mi, él seguía besándome, separo mis piernas. Yo estaba completamente extasiada, deseaba ser penetrada por él.
Él quiso meter su virilidad pero era enorme, le costo trabajo penetrarme, me dolió mucho pero era más mi calentura y mi deseo.
Por fin estaba dentro de mí. Comenzó el vaivén, adentro a fuera. Lo hizo despacito, en círculos, hasta que sintió que me mi cuevita se había acostumbrado.
Comenzó hacerlo más aprisa, yo lo ábrase con mis piernas, y busque su boca: tenía sed de él. Lamí con mi lengua todo su sudor, estaba poseída por el sumo placer de tener una verga enorme dentro de mí.
Comencé a gritar, aullar como una loba en celo, estaba poseída. Dios que locura, que placer; sentí mi primer orgasmo. Él miro mi rostro con esa picara sonrisa, me beso, detuvo sus movimientos saco su verga se subió a mi pecho y me la dio a probar, yo comencé a mamar esa ricura que apenas cabía en mi boca; por lo grande y gruesa.
De vez en vez me hacia lamer sus testículos, los cuales yo chupaba golosa, lamía, besaba; mi lengua la pasaba por todos lados desde abajo hasta la punta del glande. En ocasiones metí sus dos testículos en mi boca. Yo los chupaba, mi lengua jugaba con ellos, eso lo hacia temblar, se retiro de mi pecho y me coloco en posición de cuatro, volvió a mis espaldas, comenzó a lamer mi vagina y mi ano; de nuevo estuve lista para recibir a mi amante.
Sentir sus manos en mi cadera, estaba lista para ser penetrada de nuevo, pero... para mi sorpresa coloco su verga en mi ano. Fue todo tan rápido que cuando me di cuenta ya me la había metido hasta mitad. Él se quedo quieto, esperando que me recuperara, cuando creyó prudente comenzó a moverse despacito; poco a poco comenzó a gustarme, él hizo movimientos ligeros, casi no me la sacaba, después poco a poco, comenzó a moverse con más vigor. Mientras una mano masajeaba mi clítoris y con la otra mano acariciaba mis nalgas, que de vez en vez nalgueaba.
Fui disfrutando de esa nueva caricia. Comencé a mojarme como nunca lo había hecho o que yo recuerde hasta ese entonces.
Comencé a llevar el ritmo, él se detuvo para dejarme actuar con libertad, comencé mi frenético ritmo, él pregunto entonces…
¿Quieres que te la saque? Yo gruñí entre dientes, No, no lo hagas, yo estaba apunto de llegar mi segundo orgasmo pero este era totalmente distinto era doble, ya que sentía el placer que su mano daban en mi clítoris y el placer dada por su verga en mi culo.
De nuevo comencé a gritar, a gemir, como loca, era exquisito. Pero para eso el saco la verga haciendo me chillar con frenesí reclamando lo que era mío hace unos instantes.
¿Porque? Grite y gruñí entre dientes. El solo sonrió, y dijo quiero llenarte el culo con mi leche, ¿Quieres? Hazlo murmure entre dientes estaba desesperada, así que de una sola lo metió en mi culo.
El tomo mi cadera y comenzó a moverse rápidamente. Bombeaba con fuerza, y sentí como su verga se hacia más gruesa, más grande. Estaba apunto de venirse dentro de mi. Sentí en mis nalgas gotas de sudor, eso fue el botón que dio rienda suelta a mi deseo y placer y comencé a gozar lo que era mi orgasmo, así que yo también comencé a moverme más y más, fue un estallido de placer.
Fue fantástico ese doble orgasmo, pero el grito de él, Me hizo volver a la realidad; Y comencé a sentí como vaciaba su leche caliente en culo. Sentía sus espasmos dentro de mí. Se quedo quieto por unos instantes, después comenzó a moverse nuevamente dejándome toda su leche.
Saco su verga que aun escurría, se recostó a un lado, mire su torso mojado por el sudor, su respiración agitada.
Me recosté a su lado, me atrajo hacia él, y me abrazo. Así estuvimos por unos minutos luego él se levanto y corrió hacia el mar totalmente desnudo, fue una imagen que nunca olvidare.