Invadirá mi corazón tus besos
y el aroma de mujer será mi mejor
pretexto; usaré la senda de
tus ojos negros para decirte
cuanto te quiero.
No hará falta que digas nada,
con sólo mirarte sobran las
palabras, se que eres mujer ajena,
más sin embargo no lo acepto.
Sueño que seas tu la princesa
de mi cuento, la musa al pintar
y la prosa de mi verso; probar
tus labios, robarte un beso,
fundirme dentro del volcán
escondido entre tus pechos.
Que sean tus ojos los dos luceros
que acompañen en su camino el
destino de mis sentimientos.
Que eres mujer ajena, yo no lo
acepto, me enseñaron que el amor
no tiene dueño; que se cultiva
y crece o seca y muere, sólo de
quien da el cariño depende.
Autor : Martin Lunary