Me siento exhausto de mis palabras, exhausto de mí. Estoy en sobrepeso. Me pesa el corazón, me pesa la memoria, me pesa el sentimiento, me pesan los ojos, las manos, los pies y los deseos. No me aguanto, no puedo conmigo ya. Que sed de alivio tengo. Me canse de perder mis palabras junto con las de los demás en momentos de silencio. Me canse de quejarme en silencio, de quejarme de mi mismo. Quizás me encuentro en el mismo estado mítico de Walt Disney, o quizás solo lo deseo…
¡Que horrible pesadilla! Maldito “Id” sigiloso… al menos sigo siendo “Yo”. Gracias por despertarme, Conciencia…