No me busquéis,sinó en parajes inhóspitos,
caminos pedregosos, exabruptos y recónditos,
donde el ruido no alcanza a llegar
y tu única compañera es la soledad.
No me busquéis, sinó en tierras agrietadas
de pinos calcinados y matorrales polvorientos,
y seguid mis huellas sin retorno,
aquéllas que están encharcadas
de sangre y sufrimiento.
Guíate por tu instinto y pregúntale al viento
si es que no me encuentras, viajero,
que él te empujará hasta mi lecho
de zarzas, cardos o helechos,
al pie de barrancos ásperos,
de piedras mohosas, húmedas en el invierno,
llenas de historia y de misterio,
que yo les pido que me cuenten secretos.
En la noche observo el espectáculo de estrellas
que me brinda ante mis ojos el firmamento
y, mirándolas, creo alcanzarlas con la mano,
mientras dejo que vuelen mis pensamientos.
No me busquéis, sinó en estos lugares
donde vagan las ánimas perdidas,
donde se funde la tierra con el cielo
en sincronizada armonía.