No necesitamos una carta,
nosotros mismos, somos el correo.
Basta solo divisarnos,
y arden con destellos ,manifiestos,
en nuestros cuerpos,profundos ,los mensajes.
No necesitamos esperar o desesperar.
Caben en nuestros ojos los espejos,
que reflejan ardientes las miradas.
Cruzamos los abismos con hablarnos
y sobran las esquelas y las líneas,
que pueden informarnos del sentir.
Alcanza con despegar los labios,
para inundarnos de extensos sentimientos,
de dulces mieles del amor.
Se extienden los besos por los cuerpos,
en audaces ceremonias del querer.
Se agitan respiraciones insondables,
con azul y erotico galopar
y locuaces escritos en las almas,
muestran recados innombrables,
alcanzando,desmesurado alborozo,
que no es necesario describir.
No necesitamos de misivas.
Nosotros;mensajeros del querer,
hacemos un inventario del amor.
Vuelan ubicándose en el tiempo,
en ardientes coordenadas,
tu sentir y el mío una vez más.
No necesitamos una carta,
pero igual te escribo.