La pasión es lumbre, incendia,
es la llama que jamás se apaga;
la llevo tan dentro que calcina
y no sé la forma de extinguirla.
Su ardor agota, deseo sacarla;
es imposible expulsarla de mí.
Es tan complicado de destruir,
que me vence constantemente.
Si no vives conmigo, no vivo,
y ese sufrir deteriora mi vida.
Por mucho que quiera evitarlo
no lo consigo alejar un segundo.
No quiero suprimir tu figura,
me emociona eternizarla
en lo más profundo de mi alma
para poderla siempre acariciar.
Por las noches, cuando duermes,
entro a explorar tus pensamientos;
entonces veo lo que tú me veneras,
y en ese momento pierdo la calma.
Oigo pasos, una sensación percibo.
Me guarezco en tus cálidos brazos;
no pretendo desprenderme de ellos,
son los únicos que me tranquilizan.
Dejo que tu mano roce mi mejilla
y acerco mis labios a los tuyos
para demostrar lo mucho que te amo;
enseguida tu alma danza de felicidad.