De tus cosas.

Ibas camino hacia un lugar de no se donde
aquellos pasos que acrecientan en derivas
y de tanto en tanto, escribías tu nombre
en los portales ajenos y al mío incluías.
Conciente de todo el ajetreo de nuestras vidas
de los boulevares rotos en penas y devaneos
seguiste los senderos de nuestra imagen querida
viejo sueño, que vuelve en noche, y apenas lo veo.
Llegaste como llegas a todo lo que presientes
y casi al despertar del día en aquel enero,
volcaste tu cuerpo donde el mío jamás miente
y me hiciste el amor con el amor mas entero.
Te alejaste sin ruidos en la vertiente callada
de tus mismas faces de mujer esplendorosa,
y hoy que desde lejos me llamas con miradas
parecen siglos los minutos de tus cosas.