Fuiste el amor soñado a mis conquistas,
la inspiración a versos tirados al aire
para quimeras de papel y tinta china,
fuiste llanto en silencio y locura vespertina,
cuando observando las nubes pensaba en ti
como mi niña… como una dulce y bella melodía.
Te convertí en mi anhelo, en mujer amada y querida,
te idealice por años como fugitiva, cual compañera
que tal vez nunca seria mía, fuiste reflejo a mis ilusiones
al tiempo que soñaba contigo, amada fantasía.
mi tristeza se perdía… al ver tus ojos negros
mirándome de frente… altiva, segura de si misma,
tus encantos me llenaban de odas que no comprendía,
llegue tarde… muy tarde llegue a tu vida.
Te observe con cautela cual gacela adormecida
y mi cuerpo se lleno de luz al verte dormida,
tu rostro resplandecía como centella divina
y yo al mirarte caí a tus pies… querida musa perdida.
Fuiste cual lluvia fresca que acaricia mi vida,
y solo con verte calmo estas ansias de besarte un día,
te admiro por tu belleza que aplaudo con gran algarabía,
por esa sencillez que me cautiva,
por echar al fuego noches y noches haciéndote el amor
a escondidas, en mi mente y en mis sueños… señora mía.
Fruto de árbol prohibido, mujer que me lleva a la deriba,
canto de musa, ferviente amor de la vida,
déjame… déjame hacerte mía, permite ser yo tu guía
llevarte a confines que nadie sepa, y amarte con pasión
y ternura, con demencia y hermosura, hacer de la noche
día. Deja que siga soñando contigo, quimera… mi bella utopia.