Frío en el silencio de la noche, frío
de mi alma dormida.
Sórdida, lúgubre despertar.
Adormecida, sueños, irrealidad. Confusa locura la que mueve el mundo alucinación vana, pasajera.
Miradas acusadoras.
Incomprensible realidad, de tu voz acusadora, de mi voz cómplice.
Caminos que se cruzan y se pierden en el olvido y el silencio.
Tú arriba en la cumbre yo abajo y la montaña.
El ayer una historia
yo victima, tu verdugo.
Ayer fuimos, hoy nada…
mi presente un día más.
Tu recogiendo las mieles de tus éxitos.
Mañana un misterio impredecible
que nos aguarda. Donde nada es para siempre y al final del camino
como compañera una maleta vacía y la muerte que nos acompaña.
E.A