No para de llover en la tierra de nadie

No para de llover en la tierra de nadie
Y el suelo no deja de arder en llamas
Las llamas del odio y desesperación
Que emergen de los cuerpos mutilados
De las pobres almas que una vez amadas
Han sido abandonadas y olvidadas
No para de llover en la tierra de nadie
No paran de llover lágrimas rojas
Y no paran de llover destellos de ira
Y del suelo brotan con sagas ironía
En flores de Loto y rosas carmesí
Los tristes recuerdos de los muertos
No para de llover en la tierra de nadie
Y no paran de hacer ruido las mentes
Que nubladas por obscura apatía
Se inundan rápidamente con feroz desdicha
Y en ellas no existe arca alguna
Para salvación de inocencia ni ilusiones
No para de llover en la tierra de nadie
Tierra de cerebros secos, razones frías
Donde el valor de un “TE AMO”
Es un valor efímero, un valor ínfimo
Donde el valor no es más que lo regalado
Y lo regalado no es más que lo menospreciado
No para de llover en la tierra de nadie
Y no parara jamás, el sufrimiento del alma
El corazón apresado por grilletes negros
Los grilletes negros del engaño y mentira
Y la venda que hace estúpidos y tontos
Hasta a los caballeros más nobles y astutos
No para de llover en la tierra de nadie
No paran de salir espinas del suelo
No paran de llorar los corazones perdidos
No paran de sufrir los muertos de amor
No paran de desangrarse las venas del suicida…
No he parado de escribir mis monótonos días.