Me duele el alma y me inquieta
tu fuga precipitada
y la forma inesperada
como llegaste a tu meta.
Nunca estuviste sujeta
al mundo y sus vanidades;
jamás las frivolidades
ni el bullicio conociste,
pues siempre, siempre viviste
atisbando eternidades.
La manera misteriosa
que elegiste de vivir,
sin ayer, sin porvenir;
pero siempre temerosa,
como fiel y casta esposa,
de ofender a Tu Señor,
reservó para El tu amor
y tu palabra convulsa,
con esa fuerza que impulsa
a superar el dolor.
Tu corazón no ha cambiado
mas, tu oscura trayectoria
fue una historia sin historia
con ausencia de pecado
y tu amor desorbitado
al extremo te llevó
de ocultarte o, qué sé yo,
de los ruidos temporales
y de lazos terrenales
tu pasión se desprendió.
Desde tu retiro abstracto,
silenciosa e ignorada,
preparaste tu morada
sin alardes, sin impacto,
y al más ínfimo contacto
con el Dios que te creó,
tu cuerpo se estremeció
y el corazón detuviste,
pues para Dios tú viviste,
nadie más te cautivó.
Como una virgen prudente
te abasteciste de amor,
del aceite del dolor,
del sacrificio inclemente,
siempre teniendo presente
en tu vivir sedentario
la soledad del Calvario,
la redención de Jesús;
siempre cargando tu cruz
en reducido santuario.
Sin hablarme conseguiste
muchas cosas cuestionarme;
sin hablarme, sin hablarme,
cúantas cosas me dijiste.
Yo bien sé que Dios existe
en el fondo de uno mismo
y que sólo es espejismo
lo que enturbia la razón
y conduce al corazón
a engañoso fatalismo.
Tu extraño mundo cenizo
se ha pintado de colores
y el amor de tus amores
que tu padecer deshizo,
vino a romper el hechizo
de la forma en que penabas
pues, amando como amabas
en sosegado fluir,
vida lograste imprimir
a la vida que negabas.
¡Goza, tú que no gozaste!
¡Vive, tú que no viviste!
Aunque no te despediste
pues de pronto nos dejaste...
Sigue amando a quien amaste
con amor tan exclusivo
que ahora ya no sé si vivo
yo tan inmerso en el mundo,
ni si mi amor es profundo,
ni si soy libre o cautivo...
Heriberto Bravo Bravo SS.CC (Derechos Reservados)