El don de tu vida

Llegaste hasta mis ojos cristalinos,
a pesar que apenas sé tu nombre,
tiembla mi voz al implórate cariño.
Mis manos te acarician con hambre,
tu cuerpo me colma de dulce amor.
En mí el deseo es incesante sueño,
por descubrir el escondido candor,
llegar al don de la vida me empeño.
Regálame tu noche de esplendor,
dame tu mundo, hazme el mío risueño.
Te entrego lo que me queda de honor,
ansío con el alma, ser tu dueño.
Autor Alcibíades Noceda Medina