La tristeza ha asaltado mi alma,
me siento solo y perdido;
nada logra recobrar mi calma,
cual orate deambulo confundido.
En la atmósfera vagan mil perfumes;
efluvios donde no hay amor sino mentira;
huele a dolo en lugar de honradez,
el aroma de piedad, se lo tragó la filantropía.
Veo monstruos sociales, tristes, desesperados,
en búsqueda de visiones de cielo;
hombres nacidos de esclavos y de bárbaros,
luciendo nuevas cadenas al cuello.
Ya no me hago ilusiones sobre mi pueblo,
sobre mi raza, país o mi familia;
no soy predicador, no discuto, ni blasfemo,
solo veo una sociedad envilecida.
Los recuerdos vienen a mi mente perfumados,
y una tristeza infinita me acompaña.
en el fondo de mi habita, un poeta mutilado,
a quien la sociedad no ha esclavizado.
Jucar 25-8./11
.