Me acerco de forma decidida y cuento uno, dos, tres.
El cuarto empezando por la derecha
es en donde está mi último manuscrito
Y ciertamente acierto.
Es un orden establecido por el tiempo
que me permite encontrar todo.
Aunque quisiera por un momento
revolver cada uno de los objetos
y empezar de nuevo.
Ser distinto.
Pero vuelvo, después de releerlo,
a contar: uno, dos, tres.
En el cuarto, empezando por la derecha
tiene su cabida mi viejo manuscrito.
Amarillento, de tapas cuarteadas,
y preciso en mi vida.
Porque a veces, solo a veces, escribo en él,
mi gratitud.