Miras el sol que ciega,
más allá de tu destino,
abrazando lunas
ahogando atardeceres.
Y esperas tener entre tus manos,
los vuelos de las mariposas,
los versos de la delgada línea,
que separan el sol de tus ojos.
Solo quieres que se ahogue el viento,
que no deje de suspirar el aliento
que siempre te dió vida.
Noche que esperas en cualquiere esquina,
intentando evadir tu propia mirada,
más allá de recuerdos,
de sonrisas impregnadas.
Y sientes su piel,
escondida tras esa brisa
que siempre te ha empapado,
y sonries con la inequivoca
sonrisa del que sabe se le escapa el tiempo.
Sabes ya
que con ese tiempo no se juega,
que es el humo que se evapora
entre su mirada,
y por mucho que quieras retener sus besos,
sus dedos se pierden ya
entre la sombra de tu boca.