Deja que yo te ame

No hace falta que el manto de la noche

se tiña de arco iris

y despliegue lluvia de estrellas rutilantes.

No hace falta que el aire descarado

en distraído atrevimiento

desnude las flores al pasar.

No hace falta que la primavera

anticipe su llegada y reverdezcan

las últimas hojas de un otoño fugaz.

No hace falta que el sol enamorado

se quede entusiasmado

y olvide su eterno peregrinar.

No hace falta que las flores

se conviertan en centinelas

de mis días sin final.

No hace falta que la luna encaprichada,

al lucero enajenado

confunda con su eterno suspirar…

Para que yo te ame

tengo que morir de amor y levantarme,

consumirme en tu fuego sin quemarme,

arrastrarme hacia tu abismo sin herirme,

acercarme a tu lumbre sin rozarme,

hundirme en tu mirada sin ahogarme,

naufragar en tu boca sin mojarme…

Déjame que te ame

en la ausencia de tu piel,

en la escasez de tus palabras,

la carencia de tus besos

y la omisión de tu mirada.