Dejame amarte en secreto

Déjame amarte en secreto
mi cielo, secretamente,
con un amor reverente
discretamente discreto.
Déjame ser amuleto
de tu amor. Ser talismán,
e ir contigo como van
las gaviotas por el cielo,
con tal fe y con tal anhelo
que saben que llegarán...
Déjame hacer de tu historia
mi memoria, niña mía
y sentir que día a día
voy alcanzando la gloria
con esa dicha notoria
que a veces al alma abraza.
Sentir tu amor como brasa
de un fuego que no nos quema.
Quiero escribir mi poema
para ti desde mi euforia.
Déjame amarte, cariño,
con inocencia inocente,
con ese amor que se siente
en un corazón de niño,
sin más adorno ni aliño
que el que da naturaleza
cuando nuestra vida empieza,
sencillo, simple, turgente,
así, mi amor, simplemente,
que en eso está su grandeza.
Deja que mi alma se asombre
cada vez que piense en ti
y que mis labios así
pronuncien también tu nombre.
Ser para ti, ser tu hombre,
ser tu pasión, tu desvelo,
ser en la tierra tu cielo.
Ser un barquito en tu mar
y tus ganas de llorar;
pero también tu consuelo.
¡Ah, qué diera, amor, qué diera
por verme siempre en tus ojos
y besar tus labios rojos
-panales de Primavera-
si besarlos yo pudiera...!
¡Qué diera por ser tu dueño
y el príncipe de tu sueño
y el fuego de tu pasión!
No sabes cuánta emoción
me produce esta quimera.
Déjame amarte en secreto
mi cielo, secretamente,
serena, serenamente
y estarme quieto, muy quieto.
Déjame ser amuleto
de tu triste soledad,
tu mentira y tu verdad,
tu luz, tu esencia y tu fuego
y en tu oración ser el ruego
que llegue al Dios de bondad...
Heriberto Bravo Bravo SS.CC (Derechos reservados)