Vase mi alma como un efluvio etéreo,
sutil y vaporoso
en medio de suspiros liberados
y un vuelo por demás vertiginoso,
volando sin reposo,
absorta en sus anhelos elevados.
Y, no obstante su avance fatigoso,
se dibuja en su rostro una sonrisa
como flor alcanzada por la brisa.
Así mi alma aletea
y se ciñe al Amor y lo desea.
Bien sabe que es su sino
lograr a Dios y que es el plan divino
que goce de su esencia,
un plan que sobrepasa toda ciencia.
Las cosas materiales,
no llenan ya su sed de celestiales;
por eso es que se escapa
y corre y vuela en busca del Amado.
Alerta no posee otro cuidado
ni nadie de la tierra más la atrapa.
Por eso el alma mía,
con esa equilibrada fantasía
ajena a distracciones
y a lastres que otro tiempo la asediaron
cual férreos eslabones,
atrás dejó las sendas que frustraron
todo un mar de divinas bendiciones
y hoy va tras las estrellas
como un nauta del éter infinito,
buscando las más altas y más bellas,
donde no hay desengaños,
donde se siente a Dios y no se siente
el paso de los meses y los años;
donde todo es Amor, amor presente
y se vive sin más preocupaciones
que agradar a los dulces Corazones
de Jesús y María eternamente.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC
Asi mi alma aletea y se ciñe al amor y lo desea.. Una gran poesia....HERIBERTO...el alma reclama amor...y la vida nos lo brinda..con absoluta y gran magnificencia. UN GRAN DIEZ CON GUSTO.