Desempeñar tus labores
con culpable negligencia,
eludir obligaciones
porque agotan tu paciencia;
hacer "como que trabajas"
para acallar tu conciencia
y "medio calmar" a tus jefes
con fingida diligencia
no se puede, no se debe.
Voltear la vista a otro lado
cuando alguien te necesita,
dejar de acudir, cumplido,
cuando se tiene una cita,
darle la espalda a los otros
y prestar oídos sordos
fingiendo no tener tiempo
y escudándote en pretextos,
para no alterar tu día
no se puede, no se debe.
Despreciar a tu pareja
y verla con indiferencia,
después de toda una vida
de una mutua convivencia;
sepultar en la costumbre
tus anhelos de otros tiempos
y olvidar esos momentos
de una tierna complacencia
no se puede, no se debe.
Cancelar tus atenciones
y tirar tus ilusiones
al cesto de los desechos,
condicionar tus caricias
ó, peor aún, ponerles precio
("hasta donde las merezcas,
hasta ahí tienes derecho")
no se puede, no se debe.
Congelarle la comida
y el amor dentro del pecho,
para que "él se los caliente"
cuando regrese a tu lecho,
a pesar de haber vivido
tantas penas y alegrías
con lágrimas compartidas,
siempre bajo el mismo techo,
no se puede, no se debe.
Pensar en forma egoísta
que a este mundo venimos
sólo a hacer nuestro capricho,
y que no importa lo dicho
ni las promesas que hicimos;
que es "la ley del embudo"
nuestro conveniente escudo
para eludir los deberes
no se puede, no se debe.-