Nos dimos cuenta demasiado tarde,
volvernos a lo nuestro, esacpar por nuestros
sueños, vagar por la naturaleza de un ave solitaria, y la sensación inmensa de un parecer
extraño dentro de nuestros cuerpos...
Nos dimos cuenta demasiado tarde,
de vivir por la vida misma y soslayar nuestros
deseos en nosotros mismos, sin demasiadas preguntas.
Nos dimos cuenta demasiado tarde,
de atrevernos a extrañar aquellas pequeñas cosas
que nos rodeaban entre entre soles de otoño y mágicas advertencias.
Nos dimos cuenta demasiado tarde,
y al darnos cuenta se rompió la magia y nos devoró la incertidumbre.