¿Demencia, alzheimer? Ermelinda, Ermelinda

Ermelinda, Ermelinda, 

hojas rojas de viñedo,

campanas del campanario

que tocan para sordos.

Has escrito poesías

y has dejado al aire

tu alma

curtida por los trabajos

de toda una vida.

Ermelinda, Ermelinda,

dónde están nuestros recuerdos...;

no recuerdas a tus hijos

y te ríes como nunca.

Madre mía, madre mía...

toda la vida sufriendo

y ahora una auténtica niña...

Una niña muy feliz.

Es lo que importa: feliz;

y en medio del dolor,

juego

contigo, lloro y susurro...

¡Ermelinda, madre y niña!