Depresiones

Como detrás de biombos
agazapado, oculto
de mi interior al centro abro apenas los ojos.
Arrumbo mi dolor, advenimiento
del llanto maniatado,
sensación indecisa
que endurece mi rostro y lo acongoja
y de pronto rescata
de sus grises cenizas
la herida sempiterna de mi llaga.
Es la opresión del alma
que en soledad me agobia.
Por mis arterias todas
como ríos de lava
se extienden tus caricias
en sucesión perenne que me sangra.
Ya mi piel es de sangre,
de sangre mi silueta vislumbrada
y mis pies y mis manos.
Como surcos mis venas
en la labrada tierra.
Surcos sobre los campos de mis pasos,
avidez de nostalgias
en el asedio arrebujado. Sombras,
beldades agitadas.
Enjutas mis palabras atrofiadas
tales en mi garganta
los nudos que se estancan,
suspiros que en sollozos
indultan los despechos
de amores que se marchan
que en mí se desposeen de su magia.
Impetuosas, impías
incertidumbres del dolor que calla...
Heriberto Bravo Bravo SS.CC