La flor y el corazón en ayuno

Divisé una flor fresca y joven. Sobre
ella hay unos ojos de fuego; que mira,
en ingenuidad no sabe que la admira.
En la balanza entre todo yo soy pobre.
Entre tantos, ofrezco corazón en ayuno,
mi adoración cobra vida y no es vana.
Vive este amor cual sonido de campana
los vibran a los pétalos uno por uno.
Se balancea al viento sobre sí mismo
la corola joven disfruta el ritmo.
Yo cual sol suave le acerco mi mano.
Capullo de ayer es la flor reciente,
su vida nueva muestra muy sonriente
candorosa, ajena de engaño humano.
Autor: Alcibíades Noceda Medina