La soledad me acuno en sus brazos,
la noche lleno la habitación
y me encontró con la mirada trémula
sin poder dominar el temblor de mi voz.
Las redes de mi alma se rompieron,
y el brillo de mis ojos
se dejaron sacudir por el llanto;
Tal vez porque en verdad nos equivocamos,
ni tú, ni yo, debimos enamorarnos...
Preso de zozobra he vuelto a mi desgracia,
suspiro con tristeza estoica.
Tengo fijado ahora en mis ojos
una lluvia sucia, intranquila y fría
que se queda vigilando el camino
que esperaba yo recorrer a su lado.
Días, tardes, ocasos, eclipses, tormentas y noches,
estoy esperando solo a que me abrace la somnolencia
para despertar de esta pesadilla que estoy viviendo
y me mantiene pensándote tan desalentado.
edcelin, gracias por tus comentarios y darte el tiempo de leer uno de mis escritos.