Al sol naciente te encontré y te pude querer,
cual felicidad alcance y al tiempo vi morir,
una vez más te perdí en aquél tibio atardecer.
Amarte tan breve tiempo es solo sufrir.
Al ángel del tiempo, mi alma dejé por tu amor
pues tu eres el motivo exacto de mi existir,
en mi cielo solamente brilla tu fulgor.
Ante tu presencia sentimiento no sé medir.
Te seguiré por siempre; voy en busca tu cadena,
si no tengo barca, entonces vaciaré los mares,
los laberintos ignotos se apiadaran de mi pena,
pero hallaré de tu amor a pesar de mis pesares.
Al tiempo impío ya entregué la vida mía,
no quiero tu vida, realmente deseo tu sonrisa.
Si eres solo recuerdo será triste mi agonía,
se acabaran mis cantares y moriré de prisa.
Tenerte en mi pensamiento Dios me regaló,
pero yo quiero compartir contigo mis años,
besarte siempre; hasta mi corazón anheló.
Niña del sol naciente; unamos nuestros sueños.
Autor: Alcibíades Noceda Medina