Hay un instante en nuestro día donde nuestra cabeza explota en un millón de estrellas que flotan hacia al espacio y lo mejor que podemos hacer es intentar atrapar a las más brillantes, para pulirlas y no queden en un rincón como es costumbre. Esas ideas que subestimamos por ser una extensión de nuestro cuerpo, que nos avergüenzan por ser ilógicas, que nos aterran por no parecerse a nosotros, son las que también marcan vidas, escriben la historia y constantemente cambian el significado de lo imposible. Para que esperar a que la realidad nos deje de impresionar, para que esperar a que nos asombre lo cotidiano, para que esperar a que nos sorprenda la ficción, si podemos empezar a imaginar desde este momento, nuestra gran capacidad es crear, crear teorías que sobrepasen nuestra capacidad de entendimiento, crear historias que sobrevuelen la imaginación, eso somos nosotros, rompiendo la barrera de la irrealidad, insatisfechos por la comodidad, descubriendo las dimensiones del espejo y empezando a nacer.
Un escrito que explica amor, belleza, paz, no solo hace bien al que lo lee , casi al instante como dos flechas entra a la mente del que lo ha plasmado y se expulsa al universo, el lenguaje no siempre está en las palabras decoradas puestas de a una, para que quede bonito, el verdadero lenguaje del universo nuestro y externo es el sentimiento con que se carga a cada situación, viviéndola, escribiéndola , leyéndola, disfrutándola, como me ha pasado cuando leí tu escrito. Muchas gracias María Verónica.