Grises, demasiados para un gusto de sustancias destructivas, un manojo de llaves que quizás abran las puertas de un infierno, tan temido, tan respetado...mi verdad, envuelta en alucinaciones que la misma sustancia provee, en instructivo aparte, la avidez de la perdición, el sabor triste de una tristeza impoluta, esta tarde de deseos profanos y suicidas,
de avalanchas de temor y de inseguridades...Grises, sin claros ni oscuros, neutros presagios de los días por venir, una mancha de humedad nueva en mi cuarto, en mi corazón, en mi nuevo destierro, .te oigo dispuesto a presenciar la innecesaria delicadeza de una melodía ya escuchada.