Te tengo entre los versos de un soneto,
mi bella y gentil dama idolatrada;
te asomas entre ellos, enamorada,
ante la magia de cada cuarteto.
Al trazo del elegante boceto
que bosqueja cada estrofa rimada,
entre mis versos, feliz, encantada,
te ofrecen mil tronos cada terceto.
Entre las rimas, tu nombre se arrima
y adquiere los melodiosos matices
que nacen del afecto y del amor.
A este corazón, que te ama y estima,
entre ilusiones, dichosa le dices
que en este soneto impera una flor.
Martín Fuentes Castillo.