Desde que soltó ombligo

En cautiverios la mirada nevada
de dolor del ayer y del presente.
El de corazón bueno es impotente
por tanta divergencia camuflada.
El hambre exhibe mano sin clavo.
Aró barbecho en suelo de mendigo,
sin sustento desde que soltó ombligo,
por atreverse a vivir es esclavo.
La cárcel cruel es su afán del trigo,
sonroja espejo sobre aquella cabeza
negra, ¿esa es razón de su pobreza?
Consumió el pecado que trajo consigo
pueblo de tristeza es ahora océanos
de recuerdos, siempre con vacías manos.
Autor: Alcibíades Noceda Medina