¡Qué lentas, las horas, pasan llevando
en triste concierto, las ilusiones!
Al día, fueron tantas emociones
y desencantos que he ido pasando.
La enfermedad, su cuerpo, va minando;
el tiempo, al paso, impone condiciones;
contra él nuestras serias limitaciones:
los suspiros que el aire va llevando.
El más caro de mis grandes amores
se marchita como una bella flor,
rindiendo a la naturaleza honor.
Ya refleja en su rostro los dolores
y estalla en nuestros pechos el amor
que se convierte en rictus de dolor.
Martín Fuentes Castillo.